CIRCA 2000

A través de la plástica, la cerámica y el ready made, Enrique Argote, presenta en El Arenero una nueva serie escultórica que busca poner en entredicho los arquetipos y narrativas que ahogan lo que entendemos como la Historia. Nuestra percepción de la historia está fundamentalmente asociada a la narrativa del vencedor y sin embargo, cuando removemos las asperezas del discurso queda lo fundamental; el eterno retorno del arquetipo.

El arjé – del látín- nos habla del origen de las cosas, un origen simbólico que sirve como pauta para imitarlo, reproducirlo o copiarlo. El psiquiatra, psicólogo y ensayista Carl Gustav Jung describió los arquetipos como patrones e imágenes arcaicas universales que derivan de lo inconsciente colectivo y son la contraparte psíquica del instinto. Si miramos más allá de los discursos de los vencedores, quedan las verdades desnudas: El ser humano lleva copiando a sí mismo desde su origen, generando un instinto colectivo.

Argote nos invita a tomar la batuta en esta paradoja de lo sustancialmente efímero, conectar con estas culturas percibidas como lejanas e interactuar con ellas desde la naturalidad del presente para desafiar la temporalidad de la historia y los discursos banales que permean en nuestra sociedad.

¿Qué pasaría si desmembramos nuestros propios rituales? Hemos leído sobre seres humanos que vivieron hace miles de años atrás, ¿acaso nos sentimos distantes de aquellos que comenzaron a usar barro para recolectar agua y a rezarle a dioses con cabezas animales? Al exponernos bajo un capelo de vidrio cabe cuestionarnos si nos sentimos igual de seguros de los avances y comodidades de nuestra cultura hoy en día. ¿Qué tan expuestas quedarían nuestras justificaciones personales y colectivas al encontrarnos de frente con nuestro propio valor cultural en exhibición? ¿Qué quedaría de nosotros al pasar por el cernir del tiempo? ¿Cuáles son los elementos que señalan nuestra cosmovisión del mundo para quienes vivimos alrededor del año 2000?

Esta muestra busca incitarnos a cuestionar, no sólo las historias que tomamos como ciertas, sino los procesos que consolidan tales verdades: la manera en la que creemos y creamos la historia, las narrativas sobre las que legitimamos lo que se nos presenta como hechos del pasado, los mecanismos para discernir qué es o no “la verdad.” ¿Cuántos de nuestros contemporáneos anónimos sufrirán el mismo destino que aquella máscara dorada descubierta por el entusiasta Heinrich Schliemann sellada para siempre con la carga de un Agamenón apócrifo? Argote busca confrontar al espectador con sus propias maneras de interpretar el espacio expositivo en el marco de un discurso antropológico, mostrando rasgos de la cultura que se encuentra en una continua desacuerdo con el imaginario arqueológico. Esta obra explora conceptos sobre la masculinidad y los roles de género; sus formas y características físicas dentro del mundo de lo humano, de los animales culturales.

Qué pasaría si sometemos al mismo proceso de encapsulamiento nuestras propias creencias y rituales actuales, si cambiamos la lanza por la corbata y la canasta recolectora de frutos por la thermomix. ¿Hasta dónde y a partir de qué punto nos reconocemos o no?